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09
'22
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Leuze ES
Informe tecnológico: ¿RFID o código de barras? ¿Ha habido un punto de inflexión en las soluciones de identificación utilizadas en automatización?
Dos tecnologías de identificación, RFID y código de barras, están compitiendo por el favor de los usuarios con la promesa de desempeñar un papel decisivo que haga realidad la automatización de la producción transparente y la cadena de suministro con el fin de cumplir los requisitos de la Industria 4.0. ¿Pero qué tecnología es la adecuada en la actualidad? ¿El código de barras ha sobrevivido más allá de su finalidad prevista? Este artículo analiza de forma crítica la situación actual de las modernas tecnologías de identificación.
¿Recuerda cómo eran las cosas hace 20 años? Por entonces reinaba una atmósfera de positividad y la tecnología RFID disfrutaba de un verdadero boom? RFID (Radio Frequency Identification) en realidad no es una tecnología nueva. La física en la que se basa se desarrolló a principios del siglo XX. Los primeros sistemas y productos para aplicaciones industriales ya estaban disponibles en la década de 1980 y consistían principalmente en soluciones propietarias en el rango de baja frecuencia (125 kHz). Las aplicaciones típicas por entonces, como identificación de animales, inmovilizadores electrónicos de vehículos e identificación de vehículos, siguen siendo vigentes y se han consolidado por completo.
El clásico y bien conocido código de barras se ha venido utilizando desde la década de 1970. En aquella época era una tecnología recibida con cierta controversia. Hoy cuesta creer que la identificación única de un producto por medio de un código de barras impreso provocara discusiones acerca de la continua vigilancia y la protección de datos. Entretanto, el código de barras se utiliza en todas partes. Un mundo sin códigos de barras para etiquetar los productos, bien sea en el sector de consumo o de paquetería cuando el volumen de bienes comercializados por internet se ha multiplicado, es simplemente inimaginable.
El enorme protagonismo del código de barras, que es con mucha diferencia el medio de identificación más importante, se debe a su sencillez de uso. Ello se debe a que es una etiqueta impresa, a su coste extremadamente bajo y, por último pero no por ello menos importante, su estandarización a escala mundial. El código de barras, que ya está disponible en varios formatos (como Data Matrix y código QR), se ha convertido en un compañero omnipresente en nuestra vida diaria así como las aplicaciones industriales. No se vislumbra el fin de su continuo desarrollo, pero el código de barras tiene sus límites: para ser leído necesita una línea de visión directa. Además, una vez impreso el código de barras, el contenido de los datos, es decir, la información codificada, ya no se puede cambiar.
Es aquí cuando entra en escena RFID. Esta tecnología fue desarrollada para hacer todo aquello que puede hacer el código de barras pero mucho mejor, y junto con otras ventajas convincentes lo ha ido superando de manera lenta pero segura. Las iniciativas de las compañías industriales que han intentado optimizar sus procesos mediante el uso de RFID, especialmente en la cadena de suministro, junto con los proveedores de tecnología que han propagado el uso de RFID en casi todas las áreas de aplicación, impulsaron el auge de RFID a principios del presente siglo. Se extendió la impresión de que RFID valía para todas las tareas de identificación y que a medio plazo sustituiría al código de barras. Mirando atrás, hay que decir que esta previsión tantas veces anunciada estaba llamada a equivocarse porque se basaba en muy poca experiencia práctica y en la subestimación de los límites físicos de la tecnología.
Tras muchos años de mejoras técnicas y la larga experiencia acumulada en innumerables proyectos piloto en diferentes sectores y aplicaciones, RFID ha evolucionado hasta convertirse en una tecnología de identificación consolidada y fiable que puede aprovechar sus ventajas respecto al código de barras ya que las condiciones de la aplicación han sido analizadas minuciosamente y se han efectuado cálculos precisos de coste-beneficio.
Asimismo es bien conocido el funcionamiento de RFID bajo diferentes condiciones del entorno. Los sistemas modernos de UHF (860-960 MHz), por ejemplo, se pueden optimizar para casi todas las aplicaciones gracias a su mayor sensibilidad y sus numerosas opciones de configuración. Como resultado de ello, el uso de RFID en numerosos sectores industriales, como aplicaciones de rastreo y localización en automoción, monitorización total de procesos de producción y monitorización de ciclos de contenedores en logística, ha demostrado ser una tecnología potente y fiable una y otra vez y se ha consolidado como el estándar de facto para tareas de identificación. Aun así el código de barras sigue siendo el más utilizado en todos los sectores. Sus aplicaciones potenciales son casi ilimitadas. En muchos casos, sencillamente no se necesitan las ventajas que añade RFID.
Además, en el segmento de los escáneres 1D/2D, las cámaras inteligentes y los sistemas de visión, el mercado ahora ofrece productos extremadamente efectivos y concebidos a medida de muchas aplicaciones en sectores industriales. Estos productos incorporan modernas interfaces de comunicación como buses de campo basados en Ethernet o OPC UA , y por tanto son idóneos para cumplir los requisitos de la Industria 4.0, así como para ofrecer la capacidad de red y en la nube que necesita Internet Industrial de las Cosas.
Resumen
No ha habido un punto de inflexión. El mundo de las tecnologías de identificación se sigue caracterizando por la coexistencia pacífica de dos sistemas muy diferentes físicamente, cada uno de los cuales tiene sus propios méritos y que se complementan a la perfección en muchas aplicaciones. Se puede afirmar que el código de barras es el único medio de identificación utilizable universalmente y aceptado en todo el mundo, y cuya tecnología está muy estandarizado ya ha demostrado ser extremadamente fiable.
Las siguientes áreas siguen estando dominadas por la tecnología RFID: entornos exigentes (por ejemplo, sometidos a unas condiciones ambientales adversas con un alto grado de contaminación), detección simultánea de muchos soportes de datos en un grupo o reprogramación constante de etiquetas RFID en sistemas retornables dentro de un ciclo logístico cerrado.
Dado que una etiqueta RFID integra un circuito electrónico formado por una estructura de antena metálica y un microchip de silicio, el código de barras siempre tendrá la ventaja de tratarse de una tecnología con un menor coste de fabricación. Especialmente en el caso de aplicaciones de gran volumen con soportes de datos de un solo uso, a menudo resulta muy difícil justificar el uso de etiquetas RFID desde el punto de vista del coste.
También vale la pena destacar que la sostenibilidad de las etiquetas RFID es un asunto muy vigente que se debe tener en cuenta al decidir qué tecnología utilizar. Las etiquetas RFID obtenidas a partir de materias primas están sometidas a la misma normativa de reciclaje que otros componentes y equipos electrónicos.
La elección entre RFID o código de barras no es inmediata. En la actualidad tenemos la suerte de optar por la tecnología que mejor se adapte a cada aplicación. Ambos sistemas han alcanzado la madurez tecnológica necesaria para ello. Recae sobre nuestra responsabilidad tomar la decisión correcta en función del asesoramiento profesional y de un análisis minucioso.
Autor:
Oliver Pütz-Gerbig
Leuze electronic GmbH + Co. KG
Product Center Ident & Vision
Imágenes
Imagen 1. La amplia gama de lectores de código de barras de Leuze ofrece soluciones fiables para tareas de identificación en intralogística.
Imagen 2. Identificación frontal de recipientes con ángulos extremos de inclinación mediante el lector de código de barras BCL 300i de Leuze.